El día 20 de junio de 2019 se reunieron en el Santuario de Nuestra Señora del Henar 74 hermanos de los grupos de laicos carmelitas de la Parroquia Flor del Carmelo de Madrid, Parroquia Santa María del Monte Carmelo de Madrid, Parroquia Nuestra Señora del Henar de Valladolid, Convento de San Andrés de Salamanca, Santuario Nuestra Señora del Henar y Monasterio Nuestra Señora de las Maravillas de Madrid. La comunidad carmelita del Henar fue la anfitriona, y nos acogió, como en otros años, con un fantástico almuerzo. Los grupos empezaron a llegar a las 10.30 AM. Una vez realizadas las presentaciones, y recordando al P. Marín que otros años nos acompañaba en este encuentro, empezó nuestro día fraterno.
La reflexión fue guiada por el P. Eduardo Agosta, O.Carm. En esta ocasión, el tema dio continuidad al tema tratado en el Encuentro de Familia Carmelita de las Región Ibérica: “La misión compartida y la identidad del laicado carmelita”. El laicado no es una moda, no es desnaturalizar el estado propio del laico convirtiéndolo en mano de obra barata dentro de la Iglesia en momento recios de falta de vocaciones. La eclesiología de comunión y la recuperación de la imagen de la Iglesia como Pueblo de Dios ayudan a asignar al laicado su dignidad como bautizados.
La mañana acabó con la celebración de la eucaristía, presidida por el Prior Provincial, P. Desiderio García, O.Carm. En la homilía nos recordó que el apóstol san Pablo deja entrever su decepción frente a la tarea evangelizadora en la comunidad de Corinto. Nos narra el desánimo de quien se ha desvivido en dar a conocer el nombre de Cristo y percibe a su alrededor que la Palabra de Cristo no es acogida y su sacrificio en favor de la comunidad de Corinto es poco apreciado. Nos recordó que la “decepción” es parte de la dinámica de la fe. La persona madura integra “decepciones” cuando llegan. Ahora bien, la “decepción” no es el estadio final de nuestra vida, ni el punto de llegada. Si Dios no mira el mundo desde el desengaño, ¿quiénes somos nosotros para enrocarnos en la desilusión? La esperanza puesta en Dios nos orienta hacia la meta de la alabanza y el júbilo.
El Evangelio nos muestra el mejor antídoto anti-decepciones: el Padrenuestro. La quintaesencia de las oraciones: un verdadero bálsamo para el descanso de lo hijos de Dios. El Padrenuestro no es sólo una oración vocal o una devoción a bobas, es un proyecto de vida. Jesús nos enseña no sólo qué pedir y cómo pedir, nos muestra ante todo, a Quién pedir. María nos lleva a Jesús, Jesús nos lleva al Padre. Dios ya no es lejano, ni tan siquiera cercano, en Jesús, el Padre, se hace íntimo. Sta. Teresa de Jesús en el Camino de Perfección, decía a propósito del Padrenuestro: “me asombré de ver que se pudiera decir tanto en tan poco”.
Javier Pelegrí, del grupo carmelita de Salamanca, gestionó a la perfección la comida en el Restaurante Fonsi. Hubo tiempo, después, para regresar al Santuario, y que cada grupo presentara las actividades que realizan en sus respectivos grupos y comunidades y cómo en su ritmo habitual. Moderó las intervenciones el P. Provincial, resaltando que, respetando la dinámica de cada grupo, sería bueno organizar un itinerario formativo básico para el laicado carmelita. El canto de la Salve, y la bendición final, pidiendo la protección maternal de la Virgen del Henar, atrajo un buen chaparrón que refrescó la tarde.
Un día entrañable disfrutando del don de la fraternidad.
