«Has sido llamado a servir, no a triunfar». Nuestro hermano Fray Wallington Isaac Rosario de la Cruz, ayer, día 24 de agosto de 2019, en la Parroquia de la Inmaculada, Santo Domingo (República Dominicana) recibió el diaconado, primer grado del sacramento del orden sacerdotal, convirtiéndose así en un ‘signo de Cristo’, el cual no vino a buscar aplausos, sino a servir y dar su vida por nosotros.
En una iglesia abarrotada, y ante la presencia de sus familiares, amigos, los carmelitas de la isla, así como un grupo de sacerdotes y diáconos de la Iglesia dominicana, el obispo auxiliar de Santo Domingo, Mons. Jesús Castro Marte, impuso las manos sobre fray Wallington, haciendo que concretara su vocación bautismal en la «entrega y servicio a la Iglesia y a los hombres». A veces pensamos que las órdenes sagradas son una vocación especial y no nos damos cuenta de que ‘lo verdaderamente especial es que todos hemos sido ungidos por Dios en el bautismo’. Esta es la primera y más importante vocación que hemos recibido, y el diaconado de fray Wallington es una concreción de su vocación bautismal.
En su homilía, el obispo le recordó al nuevo diácono que, con esta nueva misión que le ha sido confiada, debe responder a su vocación, pues ha sido elegido para servir y amar. Toda vuestra vida no se puede entender si no es desde el amor. Ser diácono no es un título especial o una promoción humana. Quizás en otros tiempos, y más en la Iglesia dominicana, muy clericalizada, pudo ser así. Pero hoy, gracias a Dios, ya no es así. La ordenación no tiene nada que ver con el poder humano, sino con el servicio y la entrega de amor a los que más sufren, a los más débiles, a los más pobres. No se trata de símbolos de honor, sino de ministerios para servir.
Su ordenación diaconal está al servicio de la comunidad cristiana. La vida cristiana no se puede vivir de modo aislado, pues eso sería un cristianismo tarado. Su entrega está al servicio de la comunidad, para continuar en ella la obra salvadora de Dios.
Damos gracias a Dios por la vida de nuestro hermano Fray Wallington y le pedimos que su ministerio sea fecundo.
¡Enhorabuena Walli!
