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15 septiembre, 2021 / Carmelitas
Dedicación del nuevo altar de la ‘Iglesia del Carmen de Abajo”. Salamanca, 14 septiembre 2021

El día 14 de septiembre de 2021, Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, D. Carlos López Hernández, obispo de Salamanca, dedicó el nuevo altar de la iglesia de “El Carmen de Abajo”.

El obispo, terminado el rito de entrada, bendijo el agua para rociar al pueblo en señal de penitencia y en recuerdo del bautismo. Luego, proclamadas las lecturas del día, en la homilía, D. Carlos recordó a la comunidad que “la cruz es la señal luminosa del amor de Dios manifestado en su Hijo, el cual se ofrecerá por nosotros en la misterios de la salvación actualizados en el altar”. Seguidamente, añadió que “al amor de Jesús sólo hay una forma de corresponderle: con más amor”. Después del credo, en las letanías de los santos, se invocaron al titular de la iglesia, al patrono del lugar y a los santos cuyas reliquias se depositaron en el ara (san Juan de la Cruz; santa Teresa, san Simón Stock; san Andrés Corsini; santa Teresa del Niño de Jesús; santa Bernardette Soubirous y santa María Goretti).

D. Carlos se quitó la casulla, tomó el gremial y el diácono le acercó la jarra con el santo crisma. El obispo vertió el crisma haciendo la señal de la cruz en medio del altar y en los cuatro ángulos del mismo y ungió toda la mesa. Mientras tanto la comunidad carmelita entonó la secuencia de Pentecostés. Después del rito de la unción, se colocó sobre el altar un brasero en el que se quemaron incienso y aromas. Terminada la incensación, los novicios secaron con toallas la mesa del altar y la cubrieron con un mantel. D. Carlos entregó un cirio encendido al diácono, para que encendiera los cirios de la celebración de la eucaristía, diciendo: La luz de Cristo ilumine la mesa del altar y que, con ella, brillen los comensales de la Cena del Señor”. Se encendieron en ese momento todas las luces de la iglesia.

Después de la celebración, D. Carlos compartió la buena conversación, los cantos y la fiesta con la comunidad del Convento de san Andrés.

El día 14 de septiembre de 2021, Exaltación de la Santa Cruz, fecha significativa en la Regla del Carmen (cf. R 16), y con la consagración del nuevo altar, ha quedado concluida la reforma de la iglesia conventual de “El Carmen de Abajo” y se ha abierto  de nuevo al culto. Laus Deo.

Oración de dedicación del nuevo altar

Te alabamos, Señor, te bendecimos,
porque en tu inefable designio de amor
determinaste que, superadas las diversas figuras
que en otro tiempo prefiguraban el altar definitivo,
fuese el mismo Cristo quien les diese cumplimiento.
 
Noé, segundo origen de la raza humana,
calmadas las aguas del diluvio,
construyó un altar y te ofreció un sacrificio
que tú, Padre, aceptaste como un calmante aroma,
renovando tu alianza de amor con los hombres.
 
Abraham, nuestro padre en la fe,
sometiéndose de corazón a tu mandato,
levantó un altar,
porque, en aras de tu voluntad,
no te negó a su hijo amado.
 
También Moisés, mediador de la Ley antigua,
erigió un altar y lo roció con la sangre del cordero,
como signo profético que anunciaba el ara de la cruz.
 
Todo ello Cristo, con su misterio pascual,
hizo que pasara de signo a realidad plena;
él, en efecto, sacerdote y víctima,
subió al árbol de la cruz
y se ofreció a ti, Padre, como oblación pura,
para borrar los pecados de todo el mundo
y establecer la nueva y eterna alianza.
 
Por eso, Señor, te rogamos
que derrames sobre este altar,
construido en el lugar de tu asamblea santa,
la plenitud de tu bendición celestial,
para que sea un ara dedicada para siempre al sacrificio de Cristo
y sea también la mesa del Señor,
donde tu pueblo se alimente en el convite sagrado.
 
Esta piedra, pulimentada por el trabajo humano,
sea para nosotros signo de Cristo,
de cuyo lado, traspasado en la cruz,
brotó sangre y agua,
inicio de los sacramentos de la Iglesia.
 
Sea la mesa del banquete gozoso,
a la que acudamos llenos de alegría,
obedientes a la invitación de Cristo, tu Hijo;
y en ella, descargando en ti nuestras preocupaciones e inquietudes,
hallemos un renovado vigor para reemprender nuestro camino.
Sea el lugar de la íntima comunión y paz contigo,
donde, nutridos con el cuerpo y sangre de tu Hijo
e imbuidos de su Espíritu,
crezcamos siempre en tu amor.
 
Sea fuente de unidad y de concordia
para todos los que formamos tu Iglesia santa;
fuente a la que tus hijos acudan hermanados
para beber en ella el espíritu de mutua caridad.
 
Sea el centro de nuestra alabanza y acción de gracias,
hasta que lleguemos jubilosos a la mansión eterna,
donde te ofreceremos el sacrificio de la alabanza perenne,
unidos a Cristo, el sumo Sacerdote y altar vivo.
 
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.

 

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