-----5

Noticias

20 octubre, 2021 / Carmelitas
Hoja mensual de la Tercera Orden del Carmen de Vila-real (Castellón). Octubre de 2021

La TOC de Vila-real nos brinda la hoja mensual correspondiente a octubre de 2021. En esta ocasión, el Prior Provincial, P. Desiderio García, O.Carm., y, aprovechando la fiesta de Sta. Teresa de Jesús, el día 15 de octubre de 2021, ha escrito el presente artículo, el cual reproducimos a continuación, titulado “Teresa de Jesús, mujer de esperanza”.

Estas líneas nacieron a partir de una conversación mantenida con D. Carlos López, Obispo de Salamanca, el día 14 de septiembre, después de la dedicación del altar de la Iglesia conventual del Carmen de Abajo de Salamanca. Para ambos, lectores de la obra de Teresa de Jesús, la esperanza teresiana está polarizada entre dos deseos extremos: el deseo de morir, para gozar definitivamente del Señor, y el deseo de vivir, para servir a los hermanos y a la Iglesia.

STA. TERESA DE JESÚS, MUJER DE ESPERANZA

Santa Teresa apunta que la “posesión de Dios” es el bien supremo al que tiende la esperanza cristiana. Ahora bien, ésta no se alcanza plena y definitivamente en esta vida, sino en la eterna. El Reino de Dios es un bien presente, pero que no se posee ahora en plenitud. Dios –indicará la mística carmelita- lo da a “sorbos”: “A los que se les da acá como le pedimos [su Reino], les da prendas para que por ellas tengan gran esperanza de ir a gozar perpetuamente de lo que acá les da a sorbos” (CE 52,3).

  1. La esperanza: deseo de morir para gozar de Dios.

En las primeras páginas de Vida ya se aprecia en Teresa de Jesús este anhelo de eternidad, en contraste con la caducidad de las cosas terrenas: “Como veía los martirios que por Dios las santas pasaban, parecíame compraban muy barato el ir a gozar de Dios y deseaba yo mucho morir así (no por amor que yo entendiese tenerle, sino por gozar tan en breve de los grandes bienes que leía haber en el cielo)” (V 1,5). Teresa contempla con asombro cómo muchos se turban en exceso y pierden la esperanza cuando llega la cruz a sus vidas. Santa Teresa de Jesús afirmará con rotundidad que la causa principal de que muchos no progresen en la vida espiritual y se desesperen es que viven como enemigos de la cruz del Señor: “Habrá muchos que lo ha que comenzaron y nunca acaban de acabar. Y creo es gran parte este no abrazar la cruz desde el principio…” (V 11, 15). Teresa se siente peregrina en este mundo. Pide a Dios libertad. Anda como vendida en tierra ajena, y lo que más le fatiga es no hallar muchos que se quejen con ella y pidan esto, sino lo más ordinario es desear vivir. ¡Oh, si no estuviésemos asidos a nada ni tuviésemos puesto nuestro contento en cosa de la tierra, cómo la pena que nos daría vivir siempre sin él templaría el miedo de la muerte con el deseo de gozar de la vida verdadera! (V 21, 6). Sorprende su deseo de estar ya con Dios. ¿Realmente es eso lo que Dios quiere? Como veremos, conforme avance su viaje espiritual, este deseo se cambiará por otro más profundo: el deseo de vivir para servir mejor a Dios y al prójimo.

  1. La esperanza: deseo de vivir para servir a Dios y al prójimo.

En la cima del matrimonio espiritual (cf. M 7, 2, 5), cuando la mística ha encontrado la plena unión con Cristo, remiten los deseos que tenía de morir, para gozar definitivamente de Él, y crece el deseo de servirle. En definitiva, la esperanza cristiana es fuente de compromiso y misión, principio de una espera activa que se convierte en servicio desinteresado y amor al prójimo: “Lo que más me espanta de todo, es que ya habéis visto los trabajos y aflicciones que han tenido por morirse, por gozar de nuestro Señor; ahora es tan grande el deseo que tienen de servirle y que por ellas sea alabado, y de aprovechar algún alma si pudiesen, que no sólo no desean morirse, mas vivir muy muchos años padeciendo grandísimos trabajos” (M 7, 3, 6). Teresa, al final de sus años, ya no desea ni la vida ni la muerte, sino lo que Dios quiera. La pena de la ausencia se remedia, y queda el deseo de vivir para servirle (cf. R 6, 9).

El camino espiritual de Teresa, tal como hemos visto, es la historia de una esperanza que abarca desde su conversión inicial hasta la cumbre del matrimonio espiritual. La esperanza de Teresa está polarizada entre dos deseos extremos: el deseo de morir, para gozar definitivamente del Señor, y el deseo de vivir, para servir a los hermanos y a la Iglesia. En Teresa observamos que lo primero sería lo preferible; sin embargo, lo segundo será, de hecho, lo preferido. En su camino de transformación, el deseo de morir se convertirá en deseo de servir. La esperanza cristiana, que es lo más opuesto a la inercia y a la pasividad, se traduce en trabajo y en misión. Quien se deja guiar por ella se abre al encuentro pleno con el Señor y a los deseos de servirle. En Teresa de Jesús “la tensión escatológica se convierte en misión, para que el Reino se afirme de modo creciente aquí y ahora. A la súplica: “¡Ven, Señor Jesús”!, se une otra invocación: ‘¡Venga tu Reino!’”.

P. Desiderio García Martínez, O.Carm.
Prior Provincial
Provincia de Aragón, Castilla y Valencia

TOC Vila-real, Octubre 2021

 

Volver
ACCESO PRIVADO
Regístrate para acceder al área privada

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies