El día 1 de diciembre, el director de la residencia de ancianos Sta. María del Monte Carmelo, en la calle Ayala de Madrid, P. Vicente Aranda Guillén, O.Carm., dirigió la tradicional conferencia de Adviento, en preparación a la celebración de la Navidad, a los residentes y al personal que trabaja en la misma. Dadas las restricciones por la pandemia de Covid-19, se programaron dos turnos de conferencia: uno por la mañana y otro por la tarde.
La charla tuvo como título:”La Navidad, en las cantigas de Sta. María en el 800 aniversario del nacimiento del rey Alfonso X, el sabio”. Este era hijo primogénito del rey castellano Fernando III “el Santo”, nació en Toledo, el 23 de noviembre del 1221. Se casó en 1246 con Violante de Aragón, hija de Jaime I, y murió en Sevilla en abril de 1284, con 63 años. Fue un hombre de cultura, desde su juventud. Entre sus obras más destacadas encontramos las Cantigas, que son composiciones poéticas destinadas a ser cantadas. Están escritas en galaico-portugués y son de temática variada: cantigas de loor, de carácter religioso, cantigas de ingenio en el decir, de escarnio, cantigas de maldecir, cantigas de desengaño, cantigas o “tensiones” en obligado diálogo entre dos partes, cantigas de amor, de amigo.
Especialmente las Cantigas de Sta. María, tuvieron la finalidad de ensalzar, loar, los milagros atribuidos a Nuestra Señora. Él mismo manifiesta que quiere convertirse en Trovador de su dama, Santa María, Nuestra Señora, como lo expresa en el Prólogo de las cantigas: “Y lo que quiero es decir loor de la Virgen, Madre de Nuestro Señor, Santa María, que es lo mejor que Él hizo, y, por esto, yo quiero ser desde hoy trovador suyo, y le ruego que me quiera por su trovador, y que quiera recibir mi trovar, porque por él quiero mostrar los milagros que Ella hizo; y además quiero dejarme de trovar, desde ahora, por otra dama, y pienso recobrar, por ésta, cuanto por las otras perdí”.
El P. Vicente, al final de su presentación añadió que “las Cantigas intentaron, con la música, ensalzar la figura de María. Nuestro canto en la liturgia debe ensalzar el misterio de nuestra fe, también debe seguir ensalzando la figura de María. La Navidad tiene sus propios cantos (villancicos,…), es bueno cuidarlos, cultivarlos, cantarlos, incrementarlos. El Salmo 46 nos invita a ello: “Tocad para Dios, tocad; tocad para nuestro Rey, tocad. Porque Dios es el rey del mundo: tocad con maestría”.
