Todos, todos, todos
La comunidad de creyentes que celebran su fe y su compromiso de discípulos, de Familia Carmelita, de Hermanos de la Tercera Orden, de Juventud Carmelita en el Convento Carmelitas de Vila-real tuvieron un momento de oración de acción de gracias por el Papa Francisco. Con las puertas abiertas de la capilla para que todos tuvieran un sitio, para ser acogidos en ella y en este momento especial de oración se recordaron cuatro facetas del Papa Francisco y de su historia que ayudaron a agradecer y orar por Francisco.
En primer lugar que fue ‘obispo de Roma’. Esa sencillez con la que aceptó su nombramiento, la humildad de ponerse en medio y al servicio del pueblo para acoger la responsabilidad en lla comunidad de creyentes. Se recordaron sus primeras palabras, ‘han ido muy lejos para buscar a vuestro obispo’ y las últimas leyendo el texto de la bendición ‘urbi et orbi’ del día de Pascua.
En segundo lugar fue su propuesta permanente de abrir las puertas de nuestra Iglesia. Una iglesia que como Madre no cierra las puertas a nadie, donde ‘todos, todos, todos’, tienen un sitio, donde todos deben ser acogidos. Se dieron las gracias por su atención de aquellos que la sociedad deja a los márgenes, se pidió al Señor que ayude a los creyentes a seguir con esta tarea de acoger, cuidar y acompañar a nuestros hermanos para ser agentes del proyecto de fraternidad que Dios nos pide.
En tercer lugar, la comunidad reunida se detuvo en la importancia de la evangelización. Llamados por el Papa Francisco a hacer lío, un lío organizado, un lío cuidado y transformador. “Lío que de un corazón libre, que nos de solidaridad, que nos de esperanza. Un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que Dios a quien conocí es mi fortaleza”
El cuarto recuerdo, que ayudó a agradecer, fue esa necesidad que forma parte de nuestra identidad de seguidores de Jesucristo que es el cuidado a de los últimos. “Si eres cristiano. Si eres Iglesia. La Iglesia es en salida, no hacia dentro. Tenéis que llegar a las periferias existenciales con coraje y creatividad.” Una propuesta de mirar más a los que sufren y nos rodean en nuestro mundo como motor de la tarea de ser y estar en el mundo.
La pequeña oración terminó con unas palabras de la homilía del funeral del Papa Francisco: “Querido Papa Francisco, ahora te pedimos que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero”.
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