Desde el domingo pasado hasta el final del año litúrgico nos va a acompañar en la 2ª lectura de la liturgia de la Palabra en la celebración de la Eucaristía dominical la 1ª carta de san Pablo a los tesalonicenses.
El interés de la carta no se limita a pasar por ser el escrito más antiguo del Nuevo Testamento, o por hacernos pensar en la venida en gloria de Jesús, ni por desembocar en el siguiente tiempo de Adviento. Siempre necesitamos actualizar nuestro acercamiento a la Sagrada Escritura. Además de una pequeñísima introducción general, a continuación, proponemos el amable vídeo que acompaña.
Desde el comienzo del ministerio de Jesús, seguirlo como el verdadero Rey y Mesías significaba ir en contra de la cultura circundante. Y para muchos de sus seguidores, los primeros cristianos, esto fue lo que causó persecución y conflicto en sus comunidades. La iglesia de Tesalónica estaba enfrentando persecución, pero Pablo les escribió para animarlos a que fueran fieles. También les guió a que respondieran a la persecución con amor, enfrentando la oposición con gracia y generosidad. Esta forma de vida está motivada por la esperanza en el Reino venidero de Jesús, que ya ha comenzado.
La carta de Pablo a los tesalonicenses celebra una iglesia floreciente. A pesar de la persecución y el sufrimiento esta comunidad de seguidores de Jesús se ha mantenido firme en su compromiso con Jesús. Pablo los alienta aún más, poniendo la mirada en el regreso del Rey Jesús, cuando todo quedará restaurado.
