El sábado 14 de mayo de 2022, tuvimos un gran encuentro fraterno en el Colegio San Pio X de Santo Domingo República Dominicana, para celebrar la víspera de la canonización de nuestro amado Tito Brandsma.
En este encuentro participaron, los frailes, consagradas, laicos consagrados, jóvenes carmelitas (Jucar), terciarios carmelitas, en fin, toda la familia carmelita. También participaron feligreses de las distintas parroquias carmelitas.
El encuentro inició a las 9 de la mañana con unas palabras de bienvenida a cargo del rector del Colegio San Pio X, Fray Randy Rudecindo Marte. Luego los jóvenes de JUCAR de la parroquia Santa Teresa de Jesús dirigieron la oración y seguidamente pasamos a tener nuestra primera ponencia dirigida por el Fray Ygnacio Santiago Holguín el cual nos habló sobre la biografía de San Tito Brandsma, resaltado como desde muy joven era decidido y muy dedicado a las cosas de Dios: aunque débil de salud, era fuerte en la oración y en el servicio en medio del pueblo.
La segunda ponencia, titulada: “El sacerdocio martirial de Tito Brandsma”, estuvo a cargo de Fray Juan Bautista Cordero, el cual destacó como Tito no solo era un hombre de fe, sino que también era un gran pedagogo porque supo poner la humildad por delante, y predicó la verdad, aunque le costara la vida. Además fue un hombre de dialogo que entregó su vida por amor a Dios, a los demás y la Orden a la cual le fue fiel siempre. Es un orgullo tenerlo como modelo de vida carmelita porque, indudablemente, él ha sido uno de los hombres más ilustres que ha tenido el Carmelo en los últimos años.
A las 3 de la tarde tuvimos la Eucaristía presidida por Monseñor Raúl Berzosa, obispo emérito de Ciudad Rodrigo (España) y actualmente obispo misionero en la Arquidiócesis de Santo Domingo. La celebración eucarística estuvo cargada de emoción por la canonización de San Tito y también porque ese día el Sr. Obispo nos comunicó que era el aniversario de su Ordenación episcopal. En la homilía Mons. Raúl resaltó como San Tito Brandsma nos enseña a ser hombre y mujeres fraternos, a buscar el bien del otro no el nuestro. Además nos invita a ser ecuménicos, a aceptar a los demás, aunque no profesen nuestra creencia. Y, finalmente, su vida es una escuela donde aprendemos a amar la cruz, pero no para quedarnos en el dolor, sino a vivir para la Pascua y desde la Pascua.
Finalizada la Eucaristía compartimos en alegría y en fraternidad, celebrando este gran acontecimiento para toda la Orden del Carmen.
