El viernes 15 de agosto de 2025, Solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, después de unos días de retiro, iniciaron el noviciado carmelita en Salamanca siete jóvenes. Adán, José Jesús, Rodrigo, Víctor, César, Ciro y Kristian, pertenecientes a las Provincias Bética, Cataluña, ACV y al Comisariado de la Bruna. Estos jóvenes proceden de Venezuela, Burkina Faso, Italia y España.
La comunidad de formación les acompañó en el rito de bendición de los hábitos y de ingreso en el noviciado, durante la celebración de las II Vísperas de la Solemnidad. Por orden de edad, se entregó a cada uno de los novicios el hábito, como signo de de su ingreso en el noviciado.
Presidió la celebración el subprior de la comunidad, el P. Alfredo Pisana, O.Carm. y le acompañó el resto de la comunidad de noviciado carmelita internacional (el Maestro de Novicios P. Alejandro López-Lapuente Villalba, O.Carm., P. Antonius Iki, O.Carm, Fr. Fco. Javier de La Motte, O.Carm., y Jesús Rodríguez, O.Carm., Renaud Ouedraogo, O.Carm. y A. Martín Capote, O.Carm. (novicios que terminan en unos días su año de noviciado y profesarán próximamente sus primeros votos) así como el Provincial de Cataluña, P. Xavier Garmón, O.Carm., el P. David del Carpio, O.Carm., Provincial de la Bética y el P. Salvador Villota, Provincial de Aragón-Castilla-Valencia y Fr. Alberto Palomino, O.Carm. de la comunidad de Hinojosa del Duque. En esta ocasión nos acompañaron también en este emotivo momento Antonio y Mª Jesús, los padres de César, y el padre de fray David del Carpio.
Durante la reflexión el P. Alfredo destacó la importancia de recordar que es Dios quien nos llama a esta vocación concreta de seguimiento desde la espiritualidad y carisma carmelita, teniendo siempre presente que esta llamada se concreta en la respuesta generosa de estos jóvenes con un SI al plan de Dios para sus vidas. El discernimiento forma parte importante de es año que comienzan, en el que deben reconocer la voz de Dios entre todas las voces que resonarán en sus vidas, sabiendo que solo Él nos conduce a la plenitud. La comunidad es la que nos acompaña en este proceso, y a través de los hermanos cotejamos, purificamos e iluminamos mutuamente nuestras vidas de seguimiento a Jesús. Y este camino es trazado con el surco de la cruz. Éste es un elemento fundamental del camino del noviciado: reconocer la propia cruz, conocerse uno a sí mismo, hacer verdad sobre uno mismo, sobre nuestra vida, a la luz de la Palabra de Dios: si no se da este paso será difícil despojarse del hombre viejo para vestirse del nuevo, revestirse de Cristo.
El P. Alfredo Pisana terminó su reflexión recordando a nuestros hermanos novicios que: “con este rito entráis formalmente a formar parte de nuestra Orden. Y lo que comienza ahora no es una carrera, ni un simple proyecto humano. Hoy comienza un camino de transformación. Al revestiros del hábito, comprometeos también a revestiros de Cristo. Dejaos trabajar por la gracia, responded con generosidad, abrazad la cruz, os lo pido de corazón: en este año dejad vuestras resistencias y dejad que este año de noviciado, con sus luces y sus sombras, sea una verdadera escuela de amor y de vida“.
Con mucha alegría la comunidad carmelita del Convento de san Andrés felicitó a los novicios y pidió a Dios su bendición para ellos por la intercesión de Nuestra Madre y Hermana, la Virgen del Carmen.